El desplome de la economía venezolana se siente de diversas maneras, desde las dudas por el subsidio de petróleo en el Caribe hasta el colapso del comercio fronterizo en Colombia.
La onda expansiva generada por la situación catastrófica de la economía de Venezuela se esparce por el Caribe e impacta a partes de América Central, además de a regiones colombianas fronterizas con esa nación.
Hace una década, el entonces presidente venezolano Hugo Chávez prometía compartir la riqueza petrolera por todo el continente y más allá, llegando a ofrecer gasolina subsidiada a Londres y a los pobres del noreste de Estados Unidos.
La irrigación de la prosperidad venezolana de ese entonces tuvo impactos distintos a lo largo de la región.
Pero hoy, muchas naciones latinoamericanas temen las consecuencias del desplome de una economía que, en otras épocas, fue la tabla de salvación de varios países y ahora padece una inflación desbocada y escasez de productos básicos que obliga a los venezolanos a hacer colas durante horas.
El impacto de la crisis venezolana en la región
- Petrocaribe Muchos dudan que Venezuela pueda mantener los subsidios petroleros a naciones vecinas
- Comercio bilateral El intercambio comercial de Colombia y Venezuela, que llegó a ser de US$7 mil millones anuales, se redujo a su mínima expresión
- Inversión Aunque algunas empresas redoblan su apuesta por Venezuela, muchas han perdido sus inversiones
¿El ocaso de Petrocaribe?
Petrocaribe, creado en 2005, encarnó tal vez mejor que ninguna otra entidad la diplomacia petrolera de la Revolución Bolivariana.
Ese programa y otros similares ofrecieron petróleo venezolano subsidiado y a crédito a más de una docena de naciones, incluyendo a República Dominicana, Nicaragua y El Salvador.
La revista británica The Economist estimó el costo de la iniciativa para Venezuela en cerca de US$2.300 millones anuales entre 2011 y 2013.
«Esos subsidios representaron una porción significativa de la economía, de más del 5% del PIB, en países como Nicaragua o Haití», aseguró a BBC Mundo Francisco Monaldi, experto en política energética de la Universidad de Rice, en Houston, Estados Unidos.
Apenas este domingo el presidente venezolano Nicolás Maduro, de visita en Jamaica, prometía que los compromisos de Caracas con Petrocaribe se protegerían, pese a la crisis.
Pero muchos dudan que esta promesa se pueda mantener y las naciones involucradas buscan alternativas.
«El subsidio ofrecido a estas naciones ha disminuido sustancialmente», indica Monaldi, quien estima que la ayuda venezolana pudo llegar a ser cerca de 200.000 barriles diarios y puede haberse reducido a la mitad.
Argus, medio internacional especializado en noticias del sector energético, reportaba a comienzos de mayo que varias refinerías del Caribe ya estaban negociando con proveedores alternativos ante la disminución en la llegada del petróleo venezolano.
Según Argus, la refinería Refidomsa de República Dominicana había abierto una licitación el pasado 4 de mayo para el suministro de 300.000 barriles de petróleo de otras fuentes.
Casi al mismo tiempo, la refinería jamaiquina Refijam anunciaba que estaba comprando 320.000 barriles de crudo colombiano para reemplazar lo que no le llegaba de Petrocaribe.
Y, asegura el informe de Argus, en mayo la refinería Puma de Nicaragua había adquirido el primer cargamento de crudo extranjero comprado por el país fuera de América Latina.
Sobra decir que ninguna de estas fuentes igualará los términos generosos ofrecidos por Venezuela para su petróleo.
Nueva diplomacia
Hace un par de semanas el vicepresidente estadounidense Joe Biden encabezaba una cumbre energética de Centroamérica y el Caribe en Washington.
Estados Unidos ofreció entonces ciertas ayudas puntuales para desarrollar programas de energía renovable y limpia en la región. Pero nada comparado con la enorme contribución venezolana que llegó en la última década a aliviar los presupuestos energéticos de más de una docena de naciones.
Pese a las declaraciones de optimismo de la diplomacia venezolana, la reacción de la región parece fincada en el pragmatismo.
Casi al tiempo que Maduro prometía en Jamaica larga vida a Petrocaribe, medios señalaban que el Banco Central del Este del Caribe, entidad que gobierna la política monetaria de ocho naciones isleñas de la región, había preparado un informe acerca del impacto que tendría el desmantelamiento de la ayuda venezolana a la región.
Antiguas alianzas
Paradójicamente, la crisis económica venezolana puede sentirse menos en algunas de las naciones que fueron las aliadas y beneficiarias más cercanas del chavismo en épocas de vacas gordas.
Habría que comenzar con Cuba, que por supuesto, decidió a finales de 2014 buscar la normalización de relaciones con Washington, en lo que muchos vieron como una respuesta a la inminente disminución del subsidio venezolano.
Por lo que la caída del suministro petrolero venezolano a La Habana, que en otra época habría sido vista como una noticia particularmente grave para la economía de la isla, ha tenido un impacto moderado frente a la euforia que genera la expectativa de enormes inversiones estadounidenses.
Otro tanto podría decirse de Argentina. Hace una década, el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchnerera un paria ante la comunidad financiera internacional luego de su histórico default.
En ese momento el gobierno de Hugo Chávez ofreció respaldo político y alivio económico a la Casa Rosada al comprar títulos de deuda oficial argentina, por un monto que llegó aUS$3.100 millones en 2006 y que convirtió a Venezuela en el mayor comprador de deuda argentina entre 2001 y 2006.
Hoy en día, sin embargo, el nuevo gobierno de Mauricio Macri ha empezado a restablecer los flujos financieros internacionales a Argentina. Por lo que el papel crucial que alguna vez jugó Venezuela para financiar la deuda argentina, está empezando a ser cubierto por Wall Street.
Por lo que lo que pasa en Caracas se siente mucho menos en las finanzas públicas de Buenos Aires.
Aunque sí que se ha reportado desde Argentina el duro golpe que está sufriendo la cooperativa lechera Sancor, cuyo principal cliente es el gobierno de Venezuela, y ha reportado pérdidas millonarias.
Comercio moribundo
Los graves problemas económicos venezolanos se sienten con fuerza a lo largo de la frontera con Colombia, país que en otro momento fue importante socio comercial suyo.
Hace diez años el intercambio comercial anual entre Venezuela y Colombia llegó a sumar US$7.000 millones.
De lo que queda apenas una fracción ínfima, luego del progresivo deterioro de la integración comercial, rematado por el cierre de los pasos fronterizos entre ambos países, decretado hace nueve meses por el gobierno de Nicolás Maduro como una reacción frente al intenso contrabando que se presentaba de Venezuela hacia Colombia.
En las regiones limítrofes colombianas se percibe el impacto de la virtual desaparición de sus clientes comerciales venezolanos.
Los medios colombianos han reflejado que luego del cierre de la frontera, se sintió también escasez en varios productos básicos como la gasolina, que se contrabandeaban en grandes cantidades debido al diferencial de precios entre Venezuela, donde esos bienes eran subsidiados, y Colombia, donde operan precios más cercanos al mercado.
En cualquier caso, el contrabando restante puede ser casi la única manifestación que sobrevive de un comercio bilateral que en otra época fue esencial para ambas naciones y que hoy no aparece en las cuentas de nadie.
¿Y las inversiones de empresas latinoamericanas en la región? Se reporta que algunas empresas, en ocasiones provenientes de Brasil, han redoblado su arriesgada apuesta de operar en una economía con la mayor inflación del mundo.
Pero muchas otras inversiones en Venezuela provenientes de países de la región se mueven hacia la irrelevancia en medio de la profunda crisis económica venezolana.
Y la perspectiva para el futuro inmediato no ofrece indicios particularmente alentadores que hagan pensar en que la situación cambiará para mejorar.
Fuente: Dinero.com