Su nombre es sinónimo de petróleo. Durante décadas, Arabia Saudita encabezó las listas de los principales productores y exportadores de crudo. Ahora, anuncia su intención de poner fin a su «adicción» al oro negro para poder sobrevivir sin los ingresos que este produce para el año 2020.
Estableciendo el que sería el fondo soberano más grande del mundo con recursos por US$2 billones, más del doble del mayor fondo estatal de inversiones existente, el que tiene Noruega con US$865.000 millones.
Para que su fondo soberano, que actualmente dispone de US$160.000 millones, alcance los US$2 billones, Riad piensa aplicar una medida inédita: privatizar 5% de las acciones de la empresa petrolera estatal Saudi Aramco.
La venta de estas participaciones también establecería nuevos récords pues, según estimaciones del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo de Arabia Saudita, solo el 1% constituiría la mayor oferta inicial pública de acciones de la historia, superando a las de la cadena comercial china Alibaba, que obtuvo US$25.000 millones, y la de Facebook, que sumó US$16.000 millones.
El resto de las acciones de Aramco, que no se ofrecerían a la venta pública, serían transferidas al fondo soberano que controla el gobierno saudita, según reveló Bloomberg.
Un plan para 15 años
Los anuncios de reforma económica en Arabia Saudita están incluidos en un programa que se llama «Visión 2030» y fueron anunciados por el presidente del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo, príncipe Mohamed bin Salmán.
«En Arabia Saudita hemos desarrollado una adicción al petróleo», dijo Salmán en una entrevista con la televisora estatal Al Arabiya, poco antes de presentar el programa de reformas en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros.
Romper esa dependencia no parece fácil: Arabia Saudita obtiene más de 70% de sus ingresos por la venta de crudo, cuyo precio cayó desde un pico de US$115 por barril en junio de 2014 a poco más de US$40 la semana pasada.
Al mismo tiempo, el déficit fiscal del país se ubicó en 15% del Producto Interior Bruto hasta sumar unos US$98.000 millones.
Pese a ello, Salmán dijo a la prensa que el descenso del precio del crudo no tiene relación con el plan de reformas que, de hecho, fue elaborado con estimado de US$30 por barril.
La economía saudita en números
- 72% de los ingresos proceden del petróleo.
- US$98.000 millones de dólares fue el défict fiscal en 2015.
- 5% de las acciones de la petrolera estatal Saudi Aramco serán privatizadas.
- US$ 2 billones es el monto del que dispondrá en el futuro el fondo soberano de inversiones.
- 11% es la cifra actual de desempleo.
Con las reformas, Riad aspira a incrementar sus ingresos no petroleros, que en 2015 se ubicaron en US$43.600 millones, hasta US$160.000 millones en 2020 y US$267.000 millones en 2030. La ampliación del fondo soberano será clave para ello.
«Técnicamente, esto hará de las inversiones y no del petróleo la fuente de ingresos del gobierno saudita. Así dentro de 20 años seremos un Estado que no dependerá principalmente del crudo», explicó Salmán la semana pasada en una entrevista con la agencia Bloomberg.
Un estudio publicado en diciembre pasado por el Instituto Global McKinsey señaló que Arabia Saudita no puede seguir dependiendo del ingreso petrolero y del gasto público ante los cambios en el mercado de energía internacional y las tendencias demográficas que indican un aumento significativo del número de sauditas en edad de trabajar para el año 2030.
El estudio apuntaba que el aumento de la productividad a través de la reforma económica podría permitir a Riad duplicar su Producto Interior Bruto y crear hasta 6 millones de nuevos empleos para 2030.
«Estimamos que esto requeriría de unos US$4 billones en inversiones», indica el reporte que, a su vez, apunta a ocho sectores con potencial de crecimiento: minería, petroquímica, manufactura, comercio al mayor y al detal; turismo; salud; finanzas y construcción.
Andrew Walker, corresponsal de la BBC para temas económicos, destacó que aunque el país tiene unas amplias reservas internacionales que le permiten no tener que correr a pedir asistencia al Fondo Monetario Internacional, como acaba de hacer Angola, las perspectivas a futuro no son tan positivas.
«En el largo plazo, los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático crean gran incertidumbre sobre la demanda de crudo en el futuro. El petróleo no perderá su preponderancia en el mercado de combustibles para transporte en los próximos años, pero más allá el pronóstico es imprevisible. Por ello, Arabia Saudita necesita hacerse menos dependiente del petróleo como recurso fiscal y como fuente de trabajo e ingresos para sus ciudadanos», dijo.
Cambio social
El plan de reformas de Arabia Saudita para 2030 contempla algunos cambios que puede impactar el funcionamiento de esa sociedad conocida por ser una de las más conservadoras del mundo.
«Visión 2030» prevé que la participación de las mujeres en la fuerza laboral se incremente de 22% a 30%.
Además, contempla un plan para otorgar permisos de residencia y trabajo de larga duración para los expatriados procedentes del mundo árabe musulmán.
Por otro lado, Arabia Saudita es uno de los principales compradores de armamento del mundo. Entre 2010 y 2014, fue el segundo mayor importador de armas, con 5% de las adquisiciones mundiales, según datos del Instituto de Estocolmo de Estudios de la Paz (Sipri, por sus siglas en inglés).
Así, Riad dispone de las fuerzas armadas más poderosas del Golfo, con 233.000 efectivos.
El príncipe Mohamed bin Salmán, quien también es ministro de Defensa, anunció que como parte del plan de reformas, Arabia Saudita buscará desarrollar su propia industria militar.
Un primer paso en esa dirección será atar la concesión de contratos con el extranjero al desarrollo de la industria local.
«A partir de ahora, el ministerio de Defensa así como otras dependencias de seguridad y militares solo harán contratos con proveedores extranjeros si están vinculados con la industria local», dijo Salmán en una entrevista.
«Vamos a reestructurar varios de nuestros contratos militares existentes para atarlos a la industria saudita», agregó.
¿El fin de la dependencia?
Históricamente, los países exportadores de petróleo se han visto afectados por las fluctuaciones en el mercado internacional que les ha llevado en varias ocasiones durante el último medio siglo a vivir períodos de bonanza y de estrechez.
Han sufrido de problemas de inestabilidad económica y, según algunos expertos, tienen una tendencia a padecer gobiernos autoritarios.
Algunos analistas como Michael L. Ross, profesor de Ciencia Política de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se han referido a este fenómeno como «la maldición del petróleo».
Arabia Saudita no es el primer país exportador de petróleo que se propone el objetivo de superar la dependencia del petróleo. En América Latina, esa idea ha formado parte de las propuestas de varios gobiernos de Venezuela, incluyendo el del actual presidente Nicolás Maduro.
«Creo que es algo extremadamente difícil de hacer. Es posible en la teoría, pero en la práctica no hay ejemplos de ningún país con tanta riqueza en recursos que haya logrado diversificarse y poner fin a su dependencia de ese recurso», dijo Ross a BBC Mundo.
El experto explicó que parte de las razones para estas dificultades son puramente económicas.
«Mientras Arabia Saudita tenga petróleo, siempre le va a resultar más económico importar bienes que fabricarlos dentro del país. Les va a costar mucho dinero cultivar las mismas frutas o fabricar los mismo chips de computadoras que ellos pueden importar de otros países», dijo.
Advirtió que si los recursos del fondo soberano saudita se invierten en ese país, pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir al desarrollo social, pero no a poner fin a la dependencia del petróleo. Este lunes, el FMI expresó su satisfacción la propuesta de reforma saudita.
«No es sólo un esfuerzo de equilibrar las cuentas fiscales durante los próximos cinco años, sino que además busca transformar la economía para hacerla menos dependiente del petróleo. Esos son objetivos bien recibidos y son exactamente el tipo de transformación que necesita una economía como la de Arabia Saudita», dijo Masud Ahmed, director del FMI para Medio Oriente y Asia Central.
Ahmed dijo que el reto será la aplicación de las reformas.
«Aquí el verdadero tema será cómo garantizar que estos objetivos ambiciosos y sensatos puedan convertirse en cambios reales», advirtió.
Queda por ver si Arabia Saudita se convierte en el primer país en superar «la maldición del petróleo».
Fuente:DINERO.COM